Más bronceados que sudados
- Pablo Martínez Belmonte
- 12 jul 2020
- 3 Min. de lectura
Cuesta arriba, con el ancla arrastrando y un calor de mil demonios. Así se vio obligado el Levante a afrontar todo el partido, en una canoa a contracorriente, perdiendo desde el primer aliento hasta el último contra el 3º equipo menos goleado de la categoría, quien hasta la jornada pasada no se había dejado remontar en toda La Liga. Un plan hecho cenizas, con el principal objetivo puesto en evitar que el Bilbao por nada del mundo golpeara primero porqué sabes que te agarra del cuello para asfixiarte hasta que la obra se finnite.
Desastre tras desastre, tu lateral derecho titular con déficit de papel higiénico allá donde estuviera el bueno de Miramón, Paco se vio obligado a tomar la dura y arriesga decisión de improvisar un nuevo enfoque. Con Coke y Rober Pier habiendo jugado los 90 minutos hace 3 días y con su historial particular parecía un suicidio aventurarlos a la jungla. Postigo fue la solución, adueñandose de una posición nueva en al menos sus 4 años en el Levante. Por otro lado llegaba Duarte, Aitor resoplaba. Esperando un correcalles por el lado de las improvisaciones, la hecatombe llegó por la izquierda con centros, centros y más centros. Ni 4 minutos tardó Raul García en rematar uno, con la suerte de su lado por el pequeño despeje de Vezo dejándola perfecta e inalcanzable para un rechace de Postigo, lo de siempre más un poco de mala suerte, sea todo dicho.
Te tocaba remontar, conoces el camino pero sigues jugando contra el 3º equipo menos goleado que solo se ha dejado remontar una vez. Incapaz de crear una ocasión más allá de la explosividad de Morales. Llegas al descanso viendolas venir y empotrandote siempre con el muro vasco. ¡Ah sí! De los únicos rechaces que ganas, balón por alto que no gana tu delantero (como es evidente ante los pinos de defensas que tienen), De Marcos por encima, Raul García pilla a Aitor buscando peras. Si ya no solo fallan tus centrales (que lo hacen no sacando al equipo de atrás), que también te falla tu mejor jugador, apaga y comete un chicle que te quite el mareo de encima.
0-2, 12 de julio, veranito la semana que viene ¿Para que complicarse? Mañana VIP en Mya para ahogar las penas. Llega el minuto 60, no has chutado a portería, te cuesta cambiar pero al final ese ángel que tienes en tu hombro te convence. Por fin haces un tiro, lo marcas porqué al fin y al cabo tienes a Mayoral, Hernani, Roger, Bardhi, Rochina y Campaña atacando, ya le gustaría a media liga tener la mitad de calidad y gol con la que cuenta el Levante. Marcas, te acercas, todo bien, quitas a uno de tus mejores jugadores en forma... ¿COMO? Pues eso, no vuelves a cruzar miradas con Unai Simón en todo el partido y encima el chavalín Giorgi se lleva un rodillazo en la columna. Provocó la jugada más clara del gol tras el 1-2. Pierdes, pero Duarte es un poco más feliz.
No creo que haya que comentar nada, tampoco hay nada nuevo. El rival te plantea un juego a base de centros, centros y más centros, te lo vuelves a comer y pierdes. El equipo necesita una revolución, un toque de atención, descolocar al rival, conseguir darle algún sustituto... Un tiro a portería en los últimos 180 minutos.
Darle la enhorabuena a Giorgi por su estreno con la camiseta blaugrana y también al Dios del Enisbardhismo por convertirse en el jugador extranjero con más goles jugando en el Levante. Cracks.
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