En menos de 3 semanas el Levante crecía, un días tras otro iban oficializando los fichajes, sin pausa y sin frenos. A pesar de eso, el crecimiento estaba siendo inmenso, mucho mayor al deseado. Cuando el club ya estaba cerrando la puerta de entrada tras la llegada de los nuevos diamantes en bruto unas sombras pasaron a oscurecer las barras azulgranas, unas siluetas a paso de zombis andaban a pisadas irregulares con la mirada perdida, visto lo visto, los hijos que Manolo Salvador envió al Internado y no volvieron hasta finalizar el curso, ni siquiera para la cena de Navidad. Los descartes de oro.
Dos caras, la felina y audaz a la hora de traer los nuevos fichajes, la cruz, una bomba debajo del colchón que finalmente te ha dejado la casa patas arriba. Notable para unas cosas, decepcionante para otras, ese es el sabor de boca que está dejando la dirección deportiva. Manolo y David se adelantaban a la crisis futbolera del Covid con la contratación de Malsa y Son, dos jugadores revelaciones en la División de Plata, sobre todo por el nacionalizado en Francia, cotizado por equipos con mayor potencia salarial. Más tarde los acuerdos con el Madrid por la mitad de los derechos de De Frutos y Dani Gómez volvían a situar a la dirección deportiva granota en boca de todos los seguidores de la División de plata, la gran revolución de la 2º vuelta y un delantero de tan solo 21 años titular y jugón. Literalmente, la gente lo flipaba en como el Levante había conseguido firmar los contratos de tantas perlas. Todo elogios, nosotros sin apenas cosa a lo que aferrarse, cedíamos ante los mil comentarios positivos de twitteros sobre la gestión granota. La prensa no se quedaba atrás.
A pesar de de todo aquello, no todos los objetivos fueron tachados de la lista. Luis Milla firmaba por el Granada ante la imposibilidad de traer a otro MC, los 15M por Mayoral resultaban imposibles de alcanzar para el Levante, además el de Parla tampoco parecía colaborador. El 2º portero no llegaba, el CSKA adelantaba al Levante como un cohete pagando 8,5M por Adolfo Giach. Ni Chidozie Awaziem, ni Javi Puado, ni El Yamik cayeron en las redes granotas... No es oro todo lo que reluce bajo la cubierta de Orriols. Hay goteras.
Lo más divertido estaba hecho, las necesidades más esenciales estaban cubiertas. Por esencial me refiero a las posiciones donde faltaban jugadores, a mejor o peor nivel, pero el Levante ya no necesitaba reinventar a un jugador. Luego llegó Coke de central con la excusa de un 5º central, con la realidad de reconocer que te lo comes otro año y no está para pelear con Son y Miramón, ni en Primera División siendo realistas. El problema surgía en que había equipo como para hacer otro, perfectamente se podría haber concertado un amistoso con 21 jugadores en cada equipo... Lo más gracioso es que realmente llegó a pasar, ese amistoso se jugó. No hay ninguna noticia enteramente positiva, el club sale gravemente perjudicado en todas las operaciones salida. Desde Pepelu, al que sueltas sin renovar, sin darle confianza cuando el año que viene necesitarás vender a Campaña y Rochina dejará de ser de la plantilla, hasta la salida de Sadiku resultando más cara que la contratación de Malsa.
La dirección deportiva ha sido ese niño de 8 años que se deja los problemas de matemáticas para el final, sin ganas de pensar después de poner a disposición todo su esfuerzo en hacer la redacción de lengua sobre "Mis vacaciones de verano". Encima de cara a los aficionados venden la gran mentira de un supuesto nivelazo de los centrales. Parece ser que hasta el Bayer de Munich hubiera cedido ante el nuevo Guaje Vallejo, o eso demostró la zaga granota. Los objetivos estaban claros, descongestionar las fichas en medio campo, el central de jerarquía, no llegar al inicio de Liga con 3 laterales izquierdos, dar salida de cesión a los canteranos... Pues perfecto, Luna ficha antes que Malsa, Coke como central de jerarquía revolución por si la apuesta de Duarte sale mal como nadie podría prever; Koke, Cárdenas y Manzanara pasarán año en blanco; Doukoure, Vukcevik, Radoja, el propio Manzanara y Malsa peleando por 1 solo puesto en el XI...
Por terminar con algo de alegría, la imagen del club más allá de los resultados es contradictoria aunque esperanzadora. A mitades del curso pasado la prensa vendía la necesidad de ingresar a través de la venta de 1 de los 3 jugadores escaparate, el club tuvo que salir a relajar tensiones consiguiendo romper ese catálogo en rebajas. La postura de Campaña era clara, necesita retos que el Levante no alcanza, ambas partes se ciñen al contrato, ninguno presiona la otra parte dando a entender que el problema no descansa en mantener los destinos de jugador y club entrelazados, sino que lo que hay no satisface ni a uno ni a otro. Campaña y Levante hablan en misma frecuencia.
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